jueves, abril 15, 2010

ALGO HAY QUE ME SUBYUGA

En el ocaso de Dios y del mundo, algo hay que me subyuga. Es ese deseo de ser nada, de fundirme con todos los abismos, de acaso ser humus que se reseca por la lava ardiente de inviernos milenarios, de soñar con lo negro de la noche, de ser yo mismo noche sin luna: tenebroso, cruel, humo gris fagocitado por mil bestias, carroña cósmica en los umbrales de una estrella que se muere, alimaña huyendo de lo bueno, canto silencioso en una escala carente de tonos, disoluto ente de fiereza, nada de la nada en lo arbitrario del nihilismo. En el ocaso de Dios y del mundo, algo hay que me subyuga: el amor que nunca he conocido.



© Juan José Mestre

No hay comentarios.: